Un reto diario

Cuidar nuestro lugar, nuestro planeta, Nuestra Casa es un reto diario, un compromiso para garantizar el placer de disfrutarla.Y no es necesario vivir en lugares remotos ligándonos a la melancolía, aún en un ambiente bien urbano podemos disfrutar de espacios naturales, embriagándonos de ellos: la belleza hay que encontrarla entre la luz, el ruido o la calma.

Somos una creciente cantidad de utópicos que cada día nos preguntamos de qué manera nuestro  «hacer»puede impactar positivamente en el mundo, revalorizando el sentido de común- unidad.

Sabemos de nuestra vocación y esa es sin duda una gran conquista que pone a prueba nuestra capacidad de comprensión y compromiso.Llevamos una vida que otros enriquecen con pequeñas dosis de sabiduría y valentía.

Sumar conocimiento

Leer distintos autores, distintas opiniones, que nos merezcan una alta valoración, aportan una sensación de proximidad casi afectiva;  pero siempre en la búsqueda de la solidez de nuestras convicciones.Nos sensibilizamos juntos con una certera intuición para rescatar lo verdadero y descartar lo falaz, para alentar por ejemplo la vida de autosustento, ambiciosa, medida y a la vez cuantificada por la calidad del medio ambiente, dándole fundamento. Son nuevos arraigos culturales, más orgánicos, que nos reafirman que en la vida menos es más.

Concluye un nuevo año y reafirmamos la perdurabilidad de nuestras convicciones: haciendo en la diversidad.

No nos tenemos que dedicar sólo a informarnos, también hay que dedicarse a investigar y en nuestro caso a enseñar…en fin «tomarnos el trabajo de divulgar».

El que aprende un conocimiento tiene que difundirlo, generando empatía con los potenciales lectores.

Creamos conocimiento entre todos, nos convertimos en divulgadores, sí todos.

No nos convertimos en científicos, pero sí en guardianes capacitados de la naturaleza. Nada es imposible cuando de aprender se trata con felicidad aunque sea temporaria.

Oda a la Esperanza de la mano de Pablo Neruda

 «Crepúsculo marino,
en medio
de mi vida,
las olas como uvas,
la soledad del cielo,
me llenas
y desbordas,
todo el mar,
todo el cielo,
movimiento
y espacio,
los batallones blancos
de la espuma,

Pero seamos optimistas, mucho camino se ha transitado sumando conocimientos desde la Ecología, la antropología, el derecho ambiental, la sociología, etc, que en algún punto comparten el mismo sujeto de estudio, los mismos seres vivos.

Compromiso y  Desafíos por delante

No nos faltan: ¿Por qué no presionamos para avanzar en políticas que reduzcan sustancialmente las emisiones con efecto invernadero?

¿Por qué no tenemos puesto el foco en las generaciones futuras?

¿Valoramos la nieve, al viento del oeste, al pájaro que se sumerge en las aguas buscando alimento?

Modestamente guiemos a nuestros amigos, alumnos, a todos los que podamos con humildad pero con convicción en busca del bien común.  A todos nos pertenecen las mañanas con esa esperanza lumínica que todo está por venir renovado.

Parafraseando al economista George Stigler » seamos predicadores modernos».

 la tierra anaranjada,
la cintura
incendiada
del sol en agonía,
tantos
dones y dones,
aves
que acuden a sus sueños,
y el mar, el mar,


aroma
suspendido,
coro de sal sonora,
mientras tanto,
nosotros,
los hombres,
junto al agua,
luchando
y esperando,
junto al mar,
esperando.
Las olas dicen a la costa firme:
Todo será cumplido».