Puesto que no somos sino docentes que comunicamos a través de la escritura, no podemos expresarnos sin valorar las palabras que con amor y cautela elegimos en cada párrafo.

Dedicamos nuestra vida académica a las palabras como lo hace cualquiera con su vocación.

Y es esta oportunidad las dedicamos al General Don José de San Martín.

Reconocemos a San Martin como el Libertador de América del Sur, de Chile y del Perú.

“Me contaron que luchó

contra el frío y el calor

que con valentía, los Andes cruzó” …

San Martín, más que un militar

Detrás de este militar preparado para las batallas, queremos descubrir también al político que administró la Gobernación de Cuyo desde 1814 y que se preparó en supervivencia, para afrontar junto al Ejército de los Andes, el cruce de la Cordillera de los Andes.

La mirada de Neruda

El chileno Pablo Neruda recorriendo estas mismas montañas escribe:

“San Martín, otros capitanes

fulguran más que tú, llevan bordados

sus pámpanos de sal fosforescentes,

otros hablan aún como cascadas,

pero no hay uno como tú, vestido

de tierra y soledad, de nieve y trébol.

Te encontramos al retornar del río,

te saludamos …

 en los caminos, a caballo

te cruzamos corriendo y levantando

tu vestidura, padre polvoriento…”

Preparativos de cruce de la Cordillera

Viajemos al siglo XIX e imaginemos los tiempos de preparación del Ejército de los Andes que cruzaría la Cordillera para liberar a Chile en enero de 1817, iba a realizarse en pleno verano,  debiendo afrontar una gran dificultad como era el vadeo de los ríos con abundante caudal ocasionado por el deshielo estival. El agua era un bien preciado, pero hoy sabemos por las crónicas, que estudiaron bien el clima y ese invierno de 1816 había sido muy frío y con muchas nevadas en alta montaña.

“Solamente un profesional como San Martín puede hacer este tipo de previsiones tan inteligentes y tan precisas”

La preparación de esta hazaña, más allá de lo militar debía asegurar las provisiones; por lo tanto, se cultivaron cereales como el maíz, la cebada y el trigo. Como forrajera se cultivó la alfalfa para alimentar el ganado vacuno ya que serían arreadas 600 reses que se irían faenando durante el camino.

La alfalfa alimentó también al ganado caballar, en especial a las mulas, usadas como animal de carga destinado al Ejército. Bien sabían y decían los baqueanos: «Si se planta la mula, es porque no se puede pasar».

Neruda sigue pensando en voz alta

“Hoy el sol y la luna, el viento grande

maduran tu linaje, tu sencilla

composición: tu verdad era

verdad de tierra, arenoso amasijo,

estable como el pan, lámina fresca

de greda y cereales, pampa pura.

Y así eres hasta hoy, luna y galope,

estación de soldados, intemperie,

por donde vamos otra vez guerreando,

caminando entre pueblos y llanuras,

estableciendo tu verdad terrestre,

esparciendo tu germen espacioso,

aventando las páginas del trigo.”

La comida era un problema y San Martín encontró en el charquicán o charqui el recurso alimenticio perfecto. Era una comida muy popular de Cuyo, preparada con carne secada al sol, tostada y molida, guisada en grasa y ají picante. Prensado era sencillo de cargar y se acondicionaba agregándole agua caliente y harina de maíz.

En cuernos llevaban vino, ron y aguardiente. La amplitud térmica era 40 grados:  30 grados durante el día, pero 10 grados bajo cero en las noches, bien heladas. Cargaban ajo y cebolla que masticaron para oxigenar la sangre y evitar el apunamiento, con varas de membrillo golpearían las piernas que se acalambraban.

La naturaleza y la tierra les daban lo que necesitaban para sobrevivir, a más de 5000 hombres.

Aporte de la flora andina

Los baqueanos, conocedores de la flora andina, aportaron su sabiduría cotidiana para utilizar plantas con usos medicinales. Se menciona la Azorella Madrepórica, un arbusto bajo y achaparrado que aprovecharon para atender los dolores de cabeza y los catarros pulmonares. Y tal vez el fruto de la Berberis Rotundifolia para tratar las infecciones digestivas.

Berberis

Economía cuyana.

Nos remontamos más de 200 años atrás para entender la necesidad de impulsar las economías locales, en zonas tan alejadas de Buenos Aires.

Hablemos de la región de Cuyo que limita con el territorio chileno; nos ubicamos en San Juan y Mendoza.  A comienzos del siglo XIX la agricultura provincial se centraba en el cultivo de viñedos y frutales, éstos se comercializaban junto a sus derivados como vinos, vinagres, aguardientes y frutas secas.

La importancia del agua.

San Martín dio un apreciable fomento a la actividad agrícola, buscando remediar un problema clave que impedía su desarrollo: la escasez de agua. Como gobernador cuyano relevó las condiciones del sistema de irrigación de la época colonial, para optimizarlo y ampliar su alcance.

Leemos en las ordenanzas que, para ordenar el regadío, San Martín como gobernador estableció que todo propietario de tierra entregara un croquis a escala, demarcando la forma y superficie de la finca, para informar lo más exacto posible el número de cuadras que comprendía. Estableció así una racionalización del recurso hídrico. Sin duda, tarea de un Ingeniero Agrimensor ya que constituía el primer Catastro del sistema de irrigación, bajo el cual se asignaron las correspondientes cuotas de regadío a los propietarios regantes.

Grandes extensiones de tierras que estaban ociosas se incorporaron a la productividad con la incorporación del riego artificial, mitigando la problemática de la falta de agua. A cada propietario-agricultor se le entregaron plantas y semillas nuevas con el fin de diversificar la producción.

San Martín, un hombre preparado.

“Eres la tierra que nos diste, un ramo de cedrón que golpea con su aroma, que no sabemos dónde está, de dónde llega su olor de patria a las praderas.

 Te galopamos, San Martín,

salimos amaneciendo a recorrer tu cuerpo, respiramos hectáreas de tu sombra, hacemos fuego sobre tu estatura…

 Eres extenso entre todos los héroes”.

Decía Plutarco al que San Martín leyó con devoción:

“El trabajo moderado fortifica el espíritu; y lo debilita cuando es excesivo: así como el agua moderada nutre las plantas y demasiada las ahoga.”

En este programa salimos al aire a partir del minuto 20.