Punta Tombo es una estrecha franja de playas de arena que alternan con rocas que se  adentra en el Océano Atlántico unos 3,5 kilómetros por unos 600 metros de ancho. Este afloramiento cristalino muy antiguo es un apostadero de aves marinas. Habitat de ensueño ya que allí anidan los pingüinos de Magallanes, considerados aves acuáticas no voladoras, que empollan sus huevos y permanecen por 3 meses con sus crías. Se  encuentra en la provincia argentina de Chubut a  unos 170 km. de la ciudad de Puerto Madryn, capital del buceo marino.

Pinguinos ubicación

    La vegetación de esta  meseta es escasa,  muy árida, arbustiva y aquí la Patagonia se encuentra  con el océano, que se despliega potente  e inabarcable. Entre las especies más representativas podemos ver  las jarillas, las  chilladoras , el quilembay  – de hojas amarillas-, el caballo del diablo, la barba de chivo o manca caballo. También el yaollín  y el piquillín. La mayoría tiene espinas u hojas punzantes, usadas como mecanismo de defensa contra los predadores herbívoros. En zonas costeras al generarse más humedad aparecen el algarrobo patagónico, el molle, el mata laguna, el calafate y la verbena.

Esta Reserva Provincial Punta Tombo  maravilla por el impresionante panorama de pingüinos de Magallanes, estrellas indiscutidas de unos 50 cm de alto y de color blanco y negro. Tienen una distribución del plumaje muy particular que les garantiza un mimetismo con el ambiente marino. Su dieta está compuesta por diversos peces como sardinas, anchoas y pejerreyes que cazan muy eficientemente.

Como dice Pablo Neruda

“[…] Pingüino, estático viajero,

         sacerdote lento del frío:

         saludo tu sal vertical

        y envidio tu orgullo emplumado.”

   Mencionamos también a cormoranes roqueros, imperiales, de cuello negro  y gaviotas australes que conviven en  esta relación de predador-presa  y se roban los huevos y pichones de pingüinos. Así como las palomas antárticas  persiguen a los cormoranes para robarles sus huevos.

Es a partir de la primavera que  esta meseta empieza a poblarse ya que se  inicia el proceso de  nidificación, apareamiento, incubación de  los huevos y alimentación  de sus crías; espectáculo maravilloso que se prolonga hasta el otoño y si hacemos silencio, sólo el viento nos interrumpe para escuchar hasta cuando un pichón de pingüino rompe con su pico el huevo para salir!!!.

Pinguino y cria

   La fauna que aquí se congrega también la completan el macá grande y plateado, patos cretones, patos cuchara, gavilanes, aguiluchos, halcones pelegrinos, etc.

Por su parte en el mar de un azul conmovedor  también  vemos lobos marinos, elefantes marinos, ballenas francas, delfines o toninas y orcas.

Lugar soñado para sentarse mirar,escribir y como dice Octavio Paz sentirse un Poeta

«¿Palabras? Sí, de aire,

y en el aire perdidas.

Déjame que me pierda entre palabras,

déjame ser el aire en unos labios,

un soplo vagabundo sin contornos

que el aire desvanece.

También la luz en sí misma se pierde.”

Y cae la tarde y hay que regresar, pero ya no seremos los mismos, nos llevamos en el alma esta

Patagonia Marina.