“Disfrutar del paisaje es una emoción”
David Hockney
El paisaje hoy lo veremos pintado por pinceles inspirados y creativos, como el del flamenco Joaquín Patinir, considerado el primer paisajista del siglo XVI.
El reconocimiento en vida del pintor
Alberto Durero que era uno de los artistas más famosos del Renacimiento alemán, lo llama «el gran pintor del paisaje», reconociéndolo como artista de renombre. Lo trata en Amberes (1520) , la ciudad más importante desde el punto de vista del comercio, allí reside Patinir, que logra vivir de la pintura. Un cuadro de Patinir es un regalo muy preciado que recibe al visitar la ciudad del lujo.
El paisaje no es escenografía
Desde ya que el paisaje constituía el fondo de escenas religiosas o más naturalistas, pero el entorno se vuelve más científico, las figuras humanas se convierten en figuras secundarias como perdiendo importancia y es el paisaje el que cobra protagonismo absoluto. Según analiza Alejandro Vergara (del Museo del Prado de Madrid) hay una inversión de jerarquías.
Es El Bosco seguramente el artista inspirador de Patinir, su modelo paradisíaco.
Como dice Aristóteles «en todas las cosas de la naturaleza hay algo de maravilloso».
El arte de la pintura es profesional para los inicios del 1500 ya en Italia y en Flandes (Bélgica). Por eso, contratan pintores que los ayudan con las obras para producir más en menos tiempo, los talleres van creciendo ; es decir los condicionantes económicos en el mundo del arte cambian. Se invierte en talento, en arte.
Aparecen nuevos productos, entendiendo a la pintura como creativa y comercial, que son codiciados por banqueros o comerciantes.
Patinir y la magia en la combinación de colores
En la parte alta de sus cuadros predomina el uso de verdes y azulados que pasan a blanco para describir el horizonte y crear idea de profundidad. La naturaleza es vista desde lo alto pero las figuras humanas (generalmente pequeñas) están de frente como también las construcciones.
Los colores azules de Patinir son mágicos. Los verdes dan paso a los azulados como el cielo y el mar. El azul se obtenía, como hacían otros pintores, con el mineral azurita que es molido y mezclado con blanco con la oxidación del plomo y negros provenientes del carbón. El rasgo distintivo era cómo se mezclaban los colores, las proporciones utilizadas con originalidad. El lapislázuli muy caro es usado en pequeñas cantidades.
Descanso en la huida a Egipto, óleo sobre tabla, 121 x 177 cm, 1518 – 1520
Hay fogonazos blancos que parecen estar en el horizonte, pinta bonito, despierta una necesidad de acercarnos a un anhelo. La distancia visual se logra usando nubes en tonos azulados como se pintan en otro plano, por delante los árboles y como hacia el fondo del cuadro los cielos. El uso del color para «empujar el fondo hacia atrás», para lograr profundidad e invitando al observador a ir más allá.
«En la naturaleza, la luz crea el color. En la imagen, el color crea la luz”. Hans Hofmann
Paisaje con san Jerónimo, óleo sobre tabla, 74 x 91 cm, 1516 – 1517
Joaquín Patinir nos lleva a disfrutar de un paisaje mundial. En la reseña que leemos en el Museo del Prado nos dice:
«Nacido a las orillas del Mosa, es considerado como el primer paisajista flamenco. Sus amplios paisajes, muy característicos, presentan horizontes altos con extensas campiñas en las que destacan macizos de rocas puntiagudas, de carácter fantástico, mezclándose lo real y lo simbólico. Sus temas son un mero pretexto para desarrollar el paisaje que se convierte en el protagonista principal de sus composiciones.»
El cuadro en la portada es El paso de la laguna Estigia, óleo sobre tabla, 64 x 103 cm, 1520 – 1524
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