Es claro el panorama de creciente urbanización en el mundo y especialmente en la América Latina con el aumento de industrias, del parque automotor con el ruido de los motores o los caños de escape, la activación de alarmas, el tráfico aéreo por la proximidad de los aeropuertos, las obras en construcción, etc.
Aunque no se tengan datos de que la contaminación acústica afecte directamente al medioambiente, se sabe que el ruido afecta la salud de las personas.
Según la Organización Mundial de la Salud la intensidad de sonido tolerable es de 70 decibeles. A partir de ese nivel se transforma en molestia y al superar los 120 decibeles, pasa a ser perjudicial para la salud. Con más de 130 db se puede sufrir la pérdida súbita de la audición por la incapacidad de regeneración de sus células. Por lo tanto la contaminación por ruido perjudica de forma delicada el comportamiento de las personas y podemos imaginar lo que genera en los pájaros que resisten y viven en los ámbitos urbanos.
Sin ser especialista en salud reflexionemos e imaginemos que la constante exposición al ruido puede provocarnos: inconvenientes a la hora del descanso hasta el insomnio, estrés, gradual pérdida de la audición, dolores de cabeza, elevación del tono al dialogar con los demás: agresividad. El ruido aumenta la secreción de adrenalina, alterando el comportamiento normal y afectando, por ejemplo, la capacidad de aprendizaje de los niños, entre algunas nocivas consecuencias.
Muchos vivimos en ciudades, tal vez México, Buenos Aires, Caracas, Lima o Santiago de Chile que lamentablemente encabezan la lista urbes con contaminación sonora de América Latina.
Nelson Alfonso Montes Guerra en su blog escribe POR EL RUIDO del que extraigo algunas ideas:
La ciudad se ha contaminado
por tanto molesto ruido.
Entre fábricas y motores
estos ruidos mal me ponen,
me hacen daño a toda hora.
La inmensa contaminación
que producen nuestros ruidos.
Nos matará el estrés
cuidemos el medio ambiente!!!!
Optemos por lo ecológico
Pero sabemos que con algunas acciones concretas podemos mitigar esta contaminación no visible como puede ser el uso más frecuente de las bicicletas en lugar del auto, el re ordenamiento del tránsito, recuperación de espacios verdes y especialmente contribuir con la forestación para formar cortinas de árboles o plantas que lleguen a construir un corredor biológico que atenúe el ruido.
Volverán los pájaros y podremos deleitarnos con sus cantos como el de los zorzales, las torcazas, el bicho feo, las calandrias, etc.Menos ruido, hagamos SILENCIO para que podamos escuchar el latido de nuestro corazón que nos revela nuestras necesidades!! Y actuemos en consecuencia.
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