“Humo y ceniza no serán perdonados

pues no pudieron contra la oscuridad”

José Emilio Pacheco

Hablemos del fuego a través del símbolo del Ave Fénix. Se la conoce como un ave mitológica, de la envergadura de un águila, engalanada frecuentemente como si fuera un faisán.

La tradición sostiene que, cuando advertía próximo su final, moldeaba un nidal de maderas y resinas aromáticas, que puestos al sol crepitaban. Las llamas lo incineraban hasta consumirlo. De las cenizas brotaba una nueva Ave Fénix: es la representación de la constante y recurrente destrucción y recreación, de la muerte y resurrección.

De alguna manera todos nosotros detentamos un Ave Fénix que nos posibilita subsistir a cada momento y prevalecer ante nuestras “muertes” parciales que denominamos cambio.  

Un poco de historia

Escribe el ensayista Federico Caeiro que en el “Paleolítico Medio, el hombre de Neandertal empezó a nuclearse en cuevas en torno a una fogata que lo abrigaba de los fríos intensos de la época interglaciar, mejoraba su capacidad de defensa como consecuencia del temor de los animales al fuego y le posibilita conservar por más tiempo los alimentos una vez cocidos.”

El fuego hizo al hombre más humano e inteligente, mantenerlo encendido era casi sagrado ya que su extinción era símbolo de desastre.

Paradoja del siglo XXI, el fuego hoy destruye descontrolado, lo que tardó años en crecer.

Los chinos usaban una tableta de color rojo jade (Chang) en ritos, simbolizando el elemento fuego. Para los egipcios, según se interpreta de la escritura jeroglífica, el fuego está relacionado a la imagen de la vida y la lozanía.

El fuego es transformación, para los alquimistas, ya que sostenían que todas las cosas se originaban en el fuego y regresaban a él: como una representación entre “la desaparición y la creación, entre la transformación y la regeneración.”

Si ahondamos en la mitología griega, encontramos la imagen de Prometeo muy profundamente unida a la historia de la humanidad: enfrentando a Zeus, Padre de los dioses y de los hombres, pretende beneficiar a los hombres cediéndoles el fuego que le ha quitado a los dioses. El fuego representa la vida, la energía, la inteligencia que impulsa a los humanos.

En su análisis Ricardo Accurso para la Universidad Nacional de Rosario agrega que “el fuego representa la sustancia divina en el hombre, que lo diferencia del resto de los animales y lo acerca a los dioses.” Prometeo era el “dios creador o salvador de la humanidad, donde siempre trabajó para que los hombres pudieran vivir correctamente en el camino de la evolución espiritual y luchó con todas sus fuerzas para que el hombre se convirtiese en el más perfecto de todos los animales de la tierra, dándoles el albedrío de adorar a los dioses o hacerles por completo caso omiso. “

Este don otorgado por Prometeo a la humanidad tendrá, sin embargo, consecuencias no del todo felices, ya que hasta que Hércules lo salva fue encadenado por Zeus a una roca y sometido a que una enorme águila coma su hígado durante el día, que volvía a regenerarse durante la noche.

Oda al Fuego

Pablo Neruda nos dice:

“Descabellado fuego,

Enérgico,

Ciego y lleno de ojos,

Deslenguado,

Tardío, repentino […]

Perro rabioso de un millón de dientes, […]

Destructor de las vidas, […]

Óyeme fuego.

Arde tu nombre,

Da gusto

Decir fuego,

Es mejor

Que decir piedra […]

Tú eres

Destrucción y violencia, […]

Derrumbe de los montes,

Río de humo,

Oscuridad, silencio. […]

Vive,

Para que cantes

Con mis palabras

A tu manera,

Ardiendo.”

Incendio en el AMAZONAS PamAm post

En la actualidad el fuego constituye más un desastre ya que no se lo logra extinguir, millones de hectáreas de bosques tropicales arden en tierras brasileras, bolivianas, peruanas y paraguayas. Las comunidades indígenas desplazadas, animales, plantas y peces de la cuenca del Amazonas en alerta y sometidos al flagelo de las llamas que destruyen uno de los pulmones verdes del planeta.

La tierra arrasada por el fuego debe dar paso a la germinación de un diálogo ecológico responsable y activo, buscando soluciones consensuadas. El bosque es de todos en este mundo global.