Decían de Doñana:

«Allí se cruzan el mito, la leyenda y la naturaleza salvaje: fue en la antigüedad frontera de lo ignoto, asiento de las columnas del fin del mundo, las de Hércules, donde parece que situaba Estrabón el reino de Tartessos, refinado y famoso, de legendarios ecos y orígenes, perdido allá por el segundo milenio antes de Cristo. » 

Numerosos pueblos la habitaron:fenicios, griegos, cartagineses, romanos y árabes; dejando sus huellas «en brumas y equívocas presencias barridas por los vientos y las aguas».

El Parque está situado en el Golfo de Cádiz del Océano Atlántico, en las provincias de Huelva y Sevilla, y es el Patrimonio Natural más importante de Europa.

El Parque Nacional de Doñana en Andalucía es un mosaico de ecosistemas que aloja  una biodiversidad exclusiva de Europa.

Doñana es sumergirse en la inmensidad de las dunas, contemplando bellos amaneceres como volando con las colonias de aves, acariciando la naturaleza , caminando serpenteante por las playas españolas.

Las dunas móviles separan el mar de las marismas,llegar hasta el rìo Guadalquivir, a su desembocadura frente a Sanlúcar de Barrameda.

Formado por un espléndido paisaje de tierras llanas, predominan dos  ecosistemas primordialmente: los bosques de pino y matorral mediterráneo que se desarrollan en un suelo básicamente arenoso, y la inmensa marisma con terrenos inundables formados por arcillas impermeables con un régimen hídrico muy estacional.

Bosques de pino

En un texto inédito de Francisco Cruz Pérez de 1998 descubrimos el poema  “Maneras dunáticas”

I

Avanza, ¿avanzan?, sin rostro.
Atónitos pinos esperan / (ni asombro, ni alarma)
la ciega insistencia del viento/que arrea  a las masas
de seres de cuerpos cambiantes/ y misma constancia.
Los pinos se quedan adentro/de formas en marcha
y, al cabo de un tiempo invisible,/ las cruces señalan
la eterna quietud de los pinos/ (son palos de nada)
y al dócil rebaño que empuja /con manos fantasmas.
Lo tierno y terrible en la arena/ se mezclan y agrandan
el cuerpo infalible y sonámbulo/ de obedientes masas
que el viento, como nadie, lleva/ guardando distancia
entre unas y otras, sin fin,/ del todo a la nada.

II
¿Y si son los pinos,/ en verdad, los que avanzan hacia
montañas de arena,/  apoyados en sus raíces?
Andan cuando nadie los mira,/ tal vez, renqueantes
por viejos y enormes. Van/ enfilando el bosque,
sin prisas y absortos, buscando/ entrar hasta el fondo
de las inabarcables dunas/ y aguardar allí
a que el tiempo insomne los deje/ sin ramas ni rostro.
¿Y si son los pinos/ los que, por propia voluntad,
cansados deciden/ enterrarse para perder/ la vida, sin más,
porque piensan que ya no tienen/ que decirnos nada?
Puede que los pinos/ anden cuando nadie los ve,
por no despertar/ la sospecha de que los hombres,
ya no son los únicos/ seres que se mueven erguidos/ al  pisar la tierra.

En http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-416.htm

Marismas

La marisma posee una extraordinaria importancia como lugar de paso, de encrucijada, de cría e invernada para numerosas aves migratorias europeas y africanas. Las marismas “son llanuras de agua dulce que se secan en verano, son punto de encuentro de infinidad de aves acuáticas que las usan para alimentarse y criar.”

En el Parque viven especies únicas, y en serio peligro de extinción.

Vida salvaje en Doñana

Más de 300 especies de aves habitan esta región, de las que casi 130 se procrean habitualmente en este paraíso. La mayoría de estas aves son acuáticas. Además podemos descubrir unas 37 especies de mamíferos, entre las que distinguen el lince ibérico, 21 especies de reptiles, 11 especies de anfibios y 20 especies de peces de agua dulce. No podemos olvidarnos tampoco de los miles de invertebrados como insectos, anélidos, y arácnido muchos de ellos aún sin catalogar.

El Lince ibérico es el rey de Doñana, estimado como el felino más amenazado de la Tierra;  persistiendo aquí  las últimas poblaciones que existen en tierras llanas a nivel del mar.

El Águila imperial es otro de los símbolos de Doñana que se encuentra casi tan amenazada como el propio lince.

La tortuga mora es otro atributo de las arenas del Doñana,  simpático reptil vegetariano que aunque puede vivir 100 años, está en peligro de extinción.

El Guadalquivir lo atraviesa serpenteando sus encantadas costas arenosas dándole frescura fluvial a este espacio inacabado y en proceso de creación.