¿La naturaleza americana «paraíso terrenal»?
Como dice Eduardo Galeano en su libro “Las venas abiertas de América Latina”, para el español este continente aún sin nombre era el vasto imperio de Diablo. De acuerdo a las cartas que Cristóbal Colón escribe a la reina Isabel de Castilla podemos entrever lo deslumbrado que estaba con el Caribe. Describe el atolón de San Salvador- recordemos que es una formación coralina oceánica en forma de anillo- formado por la colorida transparencia de las aguas tropicales-, el paisaje verde, la sombra de las palmas gigantescas, bosques frondosos, la pureza del aire, los pájaros espléndidos y de gran porte con cantos muy llamativos. Cuando el navegante logra tocar tierra venezolana aunque, creía estar en la China, se maravilla con esta tierra infinita a la que compara con el Paraíso Terrenal. Tal vez no pudo medir que «el oro de estas tierras era el bosque».
Tenemos también descripciones de la costa del Brasil por parte de Américo Vespucio cuando cuenta el porte de los árboles majestuosos, bellos, blandos al mecerse con el viento. Estaba frente a tierras vírgenes con densas selvas llenas de peligros para el hombre, pero maravillosa para sus ocupantes milenarios. Eran terrenos pantanosos de difícil circulación y rondaba siempre el miedo ante esta tierra llena de amenazas.
La naturaleza como desafío: Respuestas de los aborígenes
Conocemos las asombrosas respuestas que los aztecas tuvieron ante el desafío de la naturaleza centroamericana. Crearon islas en un lago hoy desecado, para dar respuesta a la falta de tierra en el lugar elegido para construir la capital del Imperio, Tenochtitlán. Para ello trasladaron grandes masas de barro desde las orillas y apresaron las nuevas islas de limo entre delgadas paredes de cañas sobre bases de troncos, hasta que las raíces de los árboles como los sauces, les dieron firmeza (generalmente ubicados en los bordes) Otras veces construían estas islas tejiendo en las orillas de la laguna, esteras de juncos en forma de bolsas. Las esteras eran llevadas al emplazamiento en que quería formarse la isla y era fijada con estacas al fondo. Entre estos nuevos espacios de tierra corría agua formando canales divididos: los de aguas dulces de los de las saladas mediante un albardón. Estos jardines flotantes tenían de 6 a 10 metros por 100 a 200 metros de largo.
Los nativos prehispánicos idearon el sistema de chinampas– terrenos de cultivo de producción intensiva, literalmente hechos a mano,- y son un paradigma del aprovechamiento inteligente de las condiciones ambientales locales. Comenzaron a construirse desde tiempos remotos en el lago de Xochimilco. Para realizarlas, los agricultores buscaron áreas lacustres pantanosas de poca profundidad. El atractivo principal de las chinampas es la extraordinaria fertilidad del suelo que combinado con la abundancia de agua y la mano de obra del agricultor, se convirtió en un sistema de producción intensivo sin igual en el mundo. Los suelos están drenados, por la relación de equilibrio agua-aire, tienen disponibilidad de nutrientes y un manto freático por debajo de la rizósfera (parte del suelo inmediata a las raíces vivas y que está bajo la directa influencia de éstas). Hoy se obtienen hortalizas: espinacas, acelgas, rábanos, perejil, cilantro, coliflor, apio, hierbabuena, colinabo, cebollín, romero, lechuga y verdolaga, entre otras muchas. Son verdaderos suelos antrópicos.
«Mi querida tierra de flores,
flotas en las chinampas
y en las antiguas pasiones.
Mi querida tierra de colores y fiestas,
paseas con la banda y con sus sones
por las calles y por las trajineras.
Mi querida tierra de cohetones,
vuelas en los cielos
anunciando tus procesiones y tus bendiciones.
Mi querida tierra de exquisitos olores,
cocinas por nueve días en tus mayordomías
para recordar los mejores sabores.
Mi querida tierra con agua y oleajes,
te sostienes en carrizos
y en pilares de emociones.
Mi querida tierra de xochimilcas tentaciones,
brincas en las risas
de los que aún cosechan tantas flores.
Mi querida tierra de callejuelas sin canales,
recorres con tus bicicletas
los antiguos pasos que eran manantiales.
Mi querido Xochimilco,
vas creciendo entretejido en las grandes ciudades
manteniendo las tradiciones y su ahínco.»
Jessica Adriana Gómez Rosas
Hoy son consideradas como Patrimonio Cultural de la Humanidad, el valor excepcional universal que representa Xochimilco en la lista de Patrimonio Mundial es el de ser testimonio de la antigua manipulación humana de un territorio natural, hecha con creatividad y sabiduría, para crear un hábitat con cualidades notables que permitió disponer de terrenos de alta productividad agrícola, en un medio lacustre y que en la actualidad son tierras donde se cultivan productos agrícolas. Tras la conquista española se inició la aplicación del estiércol procedente de los animales domésticos en las islas. Los nativos granjeros, también enriquecían tal material con restos seres acuáticos, tales como algas, peces, crustáceos, aves, así como con los famosos axolotes (ajolotes). Estos gigantes de su familia, no sufren la metamorfosis final de los demás batracios.
El aprovechamiento de estos humedales tuvo una amplia difusión en toda América. Así, el nombre de Venezuela proceder de “Venecia”, en alusión a los canales que encontraron los conquistadores españoles en esa región. Hubo algunos sistemas de Chinampas verdaderamente monumentales, como el de los mayas del Valle de Edzna, sito en el estado mexicano de Campeche. No obstante, tales magníficos sistemas de gestión nativa, con el tiempo, fueron cediendo terreno debido al avance de las sequías, así como de las áreas desecadas para los cultivos más convencionales y la ganadería extensiva, preferida por los encomenderos españoles. Estas últimas requerían menor mano de obra, aunque fuera realizada por esclavos indígenas. En la actualidad los Xochimilcas combinan en sus Chinampas las hortalizas procedentes de Europa, junto a las plantas de ornato
También, desde hace algunos años estos sistemas tradicionales son usados como áreas de esparcimiento, a través de cuyos canales las prehispánicas canoas amplias y de fondo plano, conocidas como “trajineras”, llevan a cabo recorridos turísticos.
Hay sin embargo síntomas de la salinización de los suelos de las chinampas, también sufren la presencia de otros contaminantes, como posiblemente los metales pesados, antibióticos, etc. De este modo, ha sido seriamente afectada, cualitativa y cuantitativamente, la producción alimentos, como los peces o aves que allí habitan, y que antiguamente complementaban la alimentación de los nativos y buena parte de los habitantes del D.F.
Aún hoy se mantiene el espíritu chinampero en el pueblo de San Pedro Tláhuac., a unos 30 km del centro de la Ciudad de México.
..En EMBRIAGUEZ CHINAMPERA leemos
[…] Observa tu cuerpo en el lago
¿Qué te dice su rostro?
¿Acaso no ves el sudor de nuestros antepasados?
Ellos, con actitud divina, construyeron
nuestras chinampas. Ahí dejaron su corazón…
[…]
Cada chinampa nos refiere lo pesado
y cansado que resultó.
Cuando ya hayan desaparecido nuestras chinampas:
¿En dónde sembraremos nuestro maíz, frijol y calabaza?
¿Quién nos regalará una tortilla dura?
¿En qué lugar mereceremos?
¿Acaso comeremos caminos asfaltados?
¿Tal vez, cosecharemos, edificios de concreto?[1]
[1] http://lgpolar.com/page/read/538
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