“Sembramos porque la comida crece de la Tierra,
porque todo nace de la Tierra,
porque en las ciudades domina el cemento ,
y el campo nos dará la esencia de ver brotar los frutos.”
Se trabaja a cielo abierto y nunca es certero conocer cómo estará el clima a lo largo de los meses que se deben esperar para cosechar. Puede sobrevenir una sequía, vientos devastadores o lluvias torrenciales y sin embargo se sigue practicando la agricultura aún si no da las ganancias esperadas.
Pero ¿por qué? Los que se dedican a producir de la tierra, a la agricultura, siembran ya que es su forma de vida, es la vida que valoran y los hace felices. El que depende de la tierra para comer es optimista por naturaleza. Si el campo permanece no sembrado se convertirá en un terreno como baldío, proliferando malezas y plagas.
Es una actividad que actualmente genera trabajo calificado, con operarios y técnicos preparados, lleva años formar un equipo de trabajo de excelencia. Tanto los que están en el campo mismo como los proveedores de insumos y servicios.
Ha sido por siglos una actividad de arraigo, que sacó al hombre del nomadismo y le permitió proyectar el futuro, almacenar e iniciar el trueque y el comercio después.
No parecen pocas razones para seguir sembrando la Tierra.
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