“Cada hoja es una flor”

Albert Camus

Si ahondamos en la etimología de la palabra otoño, sabemos que procede del latín «Autumnus» que a su vez proviene de «Autus» como aumento y «Annus” por año.

Aprender un poco más

Autum a su vez proviene del dios egipcio que simboliza el sol que se oculta en la tierra.

Es la estación de las cosechas, por ejemplo, del maíz y el girasol. En la literatura, el otoño, en sentido figurado, representa la madurez.

Y se manifestaría como «la plenitud del año», por lo que tal vez derivaría de contemplar que la vegetación ya está al final de su ciclo; adquiriendo colores amarronados, anaranjados, ocres…

Con menos horas de sol y temperaturas bajas, la producción de clorofila disminuye desapareciendo día a día el color verde y cediendo paso a los matices primarios (rojizos-amarillentos) que invariablemente están presentes en arbustos, matas o árboles.

Cambio de colores

Según una publicación española, “hay distintas teorías para explicar la tonalidad roja que adquieren algunos árboles. Según un estudio publicado en Scientific American, esta coloración se produciría porque ante esa disminución de luz solar y de calor las venas de las hojas se cierran cerrando poco a poco y en su interior quedan atrapados los azúcares. Al reaccionar con otras sustancias químicas, los pigmentos se tornan bermellones. Sin embargo, Emily M. Habinck, investigadora de la Universidad de Carolina del Norte, atribuye esta coloración al suelo donde se ciernen las raíces el árbol. Aquellas tierras con baja concentración de nitrógeno suelen producir más pigmentos rojos, (antocianina) para protegerse de la luz ultravioleta y permitir la recogida de más nutrientes.”

Quiero escuchar, crujir las hojas al andar, quiero guardar hojas doradas.

“El otoño es color a dulce de membrillo, con fresnos todos amarillos, con robles rojos y marrones. Un ciprés de hojas inquietas y una siesta abrigaditos bajo el sol. Es el viento despeinando las veredas”

parafraseando a Magdalena Fleitas

La melancolía otoñal

Poder descubrir y valorar los cambios que, en los climas templados, se aprecian a lo largo de las cuatro estaciones, es mágico. Nos conecta con nuestro ser, nuestra esencia despojándonos de la melancolía. Un blog español comenta que “la melancolía que parece invadirnos con la llegada de esta estación y que perturba nuestro estado anímico y emocional es atribuida a los cambios en los ritmos diarios de luz y oscuridad, que hacen bajar los niveles de serotonina, un neurotransmisor del sistema nervioso central, lo que puede afectar de un modo directo a nuestro estado de ánimo. Sin embargo, esa misma reducción de luz que influye en nuestro comportamiento, produce un espectáculo visual especialmente llamativo: la variedad de colores característica del otoño.”

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Claude Monet

Deja las hojas caer

Según Ecología verde las hojas secas tienen un aporte fundamental ya que logran preservar al césped frente a las heladas, manteniendo la humedad en el suelo y pueden llegar a enriquecer al suelo cuando entran en descomposición. Las hojas caídas reportan incluso hasta un 80 % de los nutrientes que un árbol capta durante la estación de crecimiento. Si dejamos que la descomposición de las hojas ocurra en el suelo, devolverá todos sus nutrientes al mismo y allí, serán reabsorbidos por las raíces para enfrentar una nueva estación que aporte al crecimiento.

“El adiós a las hojas

 acostarse en su sueño amarillo, sentir como arrastra el viento la hojarasca”

Pero de acuerdo a cómo se presente nuestro jardín o parque puede ser importante dedicar tiempo para «retirar las hojas caídas sobre brotes tiernos, hierba, plantas de hoja perenne y césped, ya que las plantas pueden pudrirse como reacción a las hojas húmedas. Y es que si dejamos las hojas caídas sobre el césped a la espera de que se convierta en abono, esas hojas asfixiarán y matarán el césped mucho antes de que se convirtiera en abono. ¡Pero eso no es todo! La falta de luz, aire y agua puede provocar manchas marrones en el césped muy antiestéticas y la aparición de insectos, hongos y otras enfermedades.»

Por otro lado el avistamiento de animales se dificulta en otoño, tanto por la preparación a la hibernación o por las migraciones, pero los árboles sin duda se transforman en intérpretes de los cambios en la naturaleza.

«…Aprovechemos el otoño
antes de que el invierno nos escombre
entremos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que emigran
…»

Mario Benedetti «Otoño»