“Sembraré hasta mi último aliento”
Jadav Molai Payeng
Para la Literatura, «los árboles son fuente de vida, y algunos de ellos parecen ser tan antiguos como la Tierra misma, miles de historias escritas o contadas sobre árboles en todas las culturas del mundo. Árboles sabios, encantados, que prestan ayuda o dan refugio y alimento se pueden encontrar en la mitología griega, celta, maya y de los nativos americanos.»
El activista de la India: Payeng el hombre bosque
«Apodado como «el hombre bosque», Jadav Payeng lleva más de cuarenta años plantando y cuidando árboles. Logró crear un bosque de 550 hectáreas, el equivalente a 770 campos de fútbol, en la isla de Majuli, en el distrito de Jorhat, la India. Este lugar se encontraba amenazado por la constante erosión del suelo del río Bramaputra, uno de los ríos más largos de Asia. Gracias a la reforestación de Jadav Payeng.» El calor extremo, la muerte de animales literalmente cocinados al sol, la erosíon de suelo y la desertización llevaron a este hombre a plantar arboles motivado desde ya, por el amor por la naturaleza y el compromiso con las comunidades rurales.
Empezó plantando bambú y continuó con otras especies en un constante trabajo de décadas.
«Decidme cómo es un árbol.
Decidme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros…»
Marcos Ana
Charles Kamithi
Nos hace reflexionar a partir de la idea que plantar árboles es pensar en hijos y nietos, lo hacemos para nosotros también.En Kenya, comenzó coleccionando árboles y los fue plantando gradualmente: a medida que crecían el agua manó en la zona y escurrió hacia los valles. El ambiente fue cambiando, más verde, más oxígeno, los pájaros regresaron, se tornó más fresco el aire, y se sumaron plantas como maracuyás y ñames. Las abejas encontraron néctar dando lugar a una nueva actividad como la obtención de miel y así las comunidades locales encontraron en la apicultura un nuevo sustento.
Nos invita a plantar árboles que pronto obtendremos los beneficios.
«Vamos hacia los árboles… el sueño
se hará en nosotros por virtud celeste.
Vamos hacia los árboles; la noche
nos será blanda, la tristeza leve.
Vamos hacia los árboles, el alma
adormecida de perfume agreste.
Pero calla, no hables, sé piadoso;
no despiertes los pájaros que duermen.«
Alfonsina Storni
Hikmet Kaya
Otro ejemplo inspirador, que ha dedicado 41 años de su vida a combatir los efectos de la deforestación en Turquía.
Logró sembrar un bosque completo en una zona desértica con casi 30 millones de árboles, transformando la zona que ahora se vive con un verde intenso.
Es clave el compromiso de las comunidades, de los aldeanos, que coreforetan con el impulsor de la idea.El impacto soacial de la regeneración boscosa es fundamental tanto económica como paisajísticamente.
Antonio Vicente
Brasilero con más de 80 años también deja su huella, «hizo lo que nadie hacía. Y por eso lo consideraron un loco. Es la historia del loco que compró un pedazo de tierra y empezó a plantar árboles. A 200 kilómetros de San Pablo, Brasil, creó su propia selva porque su ecuación de la vida tenía una incógnita: él estaba comiendo los frutos que alguien había plantado. «Cuando empecé a plantar, la gente me decía: ‘No vas a poder comer las semillas, porque la planta tarda 20 años en dar frutos. Yo les decía: ‘Voy a plantar estas semillas, porque alguien plantó las que estoy comiendo ahora’. Así que las plantaré para que otros las coman».
Las tierras selváticas eran destinadas a la agricultura y su entorno cambiaba renunciando a la naturaleza frondoza y a los cursos de agua. Precisamente el agua volvió con los árboles agregando magia, volvieron los tucanes, todo tipo de aves, un gran roedor llamado apaca, ardillas, lagartijas, zarigüeyas, etc.
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