La Amazonia Central : Patrimonio Natural de la UNESCO
“ … no hay más que un mundo, y aunque llamamos Mundo Viejo y Mundo Nuevo, es por haberse descubierto aquel nuevamente para nosotros, y no porque sean dos, sino todo uno”.
Inca Garcilaso de la Vega en Comentarios Reales
Brasil es uno de los países con mayor cantidad de Patrimonios Culturales y Naturales otorgados por la UNESCO en Latinoamérica y la Amazonia Central se destaca por su exuberancia vegetal y animal.
Esta extraordinaria circunstancia promueve el interés de turistas brasileros y extranjeros por tratarse tanto de patrimonios culturales que encierran una historia que bien vale mostrarle al mundo como así también los patrimonios naturales que descubren la riquísima flora y fauna paulista.
Los Patrimonios Culturales encierran monumentos, edificios, espacios urbanos y paisajes que tengan valores históricos, estéticos, arqueológicos, científicos, etnológicos o antropológicos.
Las áreas que tienen valor científico, de conservación o son estéticamente interesantes, se las puede considerar como Patrimonios Naturales de la Humanidad.Estos territorios se valoran por sus soberbias formaciones físicas y geológicas tanto como sus particularidades biológicas. Las especies animales como vegetales amenazadas Deben hallar en estos espacios un refugio, un hábitat seguro para subsistir, donde la biodiversidad esté garantizada.
Desde el año 2003 se declara Patrimonio Natural a la Amazonia Central: es un espacio que incluye al Parque Nacional de Jaú, de 2,272 millones de ha; la Reserva de Desarrollo Sustentable de Amanã, de 2,350 millones de ha; la Estación Ecológica de Anavilhanas, de 350 mil has, en Rio Negro; y parte de la Reserva de Desarrollo Sustentable de Mamirauá.
Hablamos de un paraíso ecológico, un corredor preservado del mundo en la selva ecuatorial húmeda. Amazonas representa un especial espacio natural encargado de proteger una de las mayores extensiones de vegetación tropical húmedas que existen en el Planeta Tierra.
La mirada literaria de Thiago de Melo
Así lo interpreta el poeta más representativo y celebrado de la Amazonia, Thiago de Melo en su defensa poética por la preservación de ese ambiente:
“Nada más voltea a tu alrededor y mira lo que está pasando con nuestro planeta, ¿tú sabes cuantos camiones cargados de madera salen todos los días de nuestras selvas? Yo te puedo decir que de la barriga de las nubes blanquísimas, tocadas por el viento, cae el agua celeste .Reunidas avanzan, multiplicadas en infinitos caminos, bañando la inmensa planicie cortada por la línea del Ecuador. Verde universo ecuatorial, mágico laberinto que de sí mismo se recrea incesante, atravesando millones de kilómetros de territorio verde”
Esta región de la Amazonia es zona de aguas negras que aporta el Río Negro. El color oscuro del agua tiene su origen en la gran cantidad de elementos orgánicos y de hierro transportados. Su relieve es bastante diversificado y contiene áreas navegables, planicies, colinas, pantanos, pequeños ríos y matas de tierra firme. Es un área inundable bañada por el Jaú, el Carabinani, el Unini,el Pauini y el Canauaru.
Se han catalogado alrededor de 400 especies de plantas y una rica fauna de aves, de peces, de quelonios, de cocodrilos, de mamíferos; entre los que De Melo observa:
“En las profundidades oscuras de nuestros ríos vagan vagarosas las piraíbas enormes, con sus trescientos dientes.
La piraíba, que de vez en cuando se asoma a la superficie y arranca un pedazo del cuerpo de un mestizo.
La sucurují de diez metros viene del fondo para matar un buey, por constricción: el toro lucha, bufa, berrea, pero sucumbe. En la superficie, sobre todo en la mañana temprano, posada en la acera está la arraia negra con sus dos hierros en la punta del rabo: la picada duele veinticuatro horas y hay que ponerle palo de aceite caliente, grasa de pez, tabaco amasado con hierbas. Un curandero me contó que el dolor sólo pasa si una joven virgen se sienta desnuda sobre la herida. ¿Y si yo cuento que al pequeñito, fino y cilíndrico candiru le gusta penetrar en los orificios del cuerpo humano de la cintura para abajo? Cuando la persona trata de sacarlo, abre sus córneas afiladas y rasga todo.”
Según la página oficial de la UNESCO esta reserva es » una muestra significativa de ecosistemas de varzea, bosques de igapó, lagos y ríos que forman un mosaico acuático donde vive la mayor variedad de especies de peces eléctricos del mundo. Además, el sitio alberga otras importantes especies animales en riesgo de extinción, por ejemplo el arapaima gigante, el manatí del Amazonas, el caimán negro y dos tipos de delfines fluviales.!
El clima es muy húmedo, típico de las selvas tropicales. El período más lluvioso comprende los meses de diciembre a abril con una temperatura promedio anual de 25° C aproximadamente.
El Amazonas
El río Amazonas representa las arterias y las venas de este paraíso:
“De la altura extrema de la cordillera, donde las nieves son eternas, el agua se desprende y traza un esbozo trémulo en la piel antigua de la piedra: el Amazonas acaba de nacer. Nace a cada instante. Desciende lenta, sinuosa luz, para crecer en la tierra. Espantando verdes, inventa su camino y se acrecienta. Aguas subterráneas afloran para abrazarse con el agua que desciende de Los Andes. De la barriga de las nubes blanquísimas, tocadas por el viento, cae el agua celeste. Reunidas avanzan, multiplicadas en infinitos caminos, bañando la inmensa planicie cortada por la línea del Ecuador….
Es la Amazonia, la patria del agua
Es la Grande Amazonia, toda en el trópico húmedo, con su floresta compacta y atolondrante, donde todavía palpita, intocada y en vastos lugares jamás sorprendida por el hombre, la vida que se fue urdiendo en las intimidades del agua, y donde baja el amanecer del Terciario. Intocada y desconocida en mucho de su extensión y su verdad, la Amazonia aún está siendo descubierta.
Iniciado hace cuatro siglos, su descubrimiento no terminó. Ojalá no termine nunca. Y, mientras tanto, por lo que ya se conoce de la vida en la Amazonia, desde que el hombre la habita, se yergue de las profundidades de sus aguas, y se escurre de los altos centros de su selva un terrible temor: de que esa vida esté, despacito, tomando el rumbo del fin.”
«Mi viaje por el camino del Inca»
Los ríos auxiliaron al hombre en el traslado de la correspondencia en la América Hispana como podemos descubrir en las páginas de la obra “Mi viaje por el camino del Inca” de Alexander Von Humbolt.
En ella, nos ofrece una antología de textos seleccionados con el objetivo de reconstruir su viaje por el interior de América del Sur siguiendo la ruta de los incas. Podría considerarse un diario de viajes que a manera de una representación teatral dramatiza la bella geografía sudamericana. Allí describe cómo las aguas bajan torrentosas de la Cordillera de los Andes y el uso muy singular que hacían los habitantes para que las cartas lleguen al Mar del Sur –Océano Atlántico- .
Con la idea de agilizar la entrega de las misivas echaban mano del “correo nadador”: un indio joven era quien se encargaba de atravesar el territorio bajando por los ríos; envolvía con cuidado las cartas en un pañuelo de algodón que arrollaba como turbante alrededor de su cabeza.
Cuando llegaba a saltos de agua, salía del río y comenzaba a atravesar los bosques que sombreaban las orillas y para no agotar sus fuerzas nadando tanto tiempo;se abrazaba a un trozo de madera de poco peso. Solían acompañarse de algún amigo para asegurar la subsistencia. Para evitar la presencia de cocodrilos, habituales en aguas más tranquilas, buscaban los ríos torrentosos.
“Yo, por mi parte, digo que ya no tengo remedio.
Mantengo mi esperanza y fe en la inteligencia humana, a pesar de todas las ferocidades que se cometen día a día contra la vida.
Sigo creyendo ardientemente en la utopía. La patria del agua, con sus verdes milagros, será salvada” .
del sabio Philip Fearnside
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