Adiós al petróleo
El uso masivo del petróleo significó un cambio en el patrón energético y como uso de nuevas materias primas, esto logró que el político francés Georges Clemenceau lo definiera como «tan vital como la sangre».
En realidad sus orígenes se remontan hace 6000 años atrás cuando, en Asiria y en Babilonia, se lo utilizaba para fijar ladrillos y piedras, en medicina y en el cerramiento de embarcaciones. También lo empleaban los egipcios como aceite para lubricar las pieles; en México, las culturas precolombinas pintaron con petróleo las esculturas que moldeaban aunque fueron los chinos los que lo consumieron como combustible.
Según sostiene The Economist “el petróleo es un combustible asombroso, que contiene más energía en relación a su peso que el carbón y en relación a su volumen que el gas (que siguen siendo las principales fuentes de electricidad). Es fácil de trasladar, de almacenar y de convertir en una miríada de productos refinados, desde nafta, pasando por plásticos, hasta productos farmacéuticos. Pero solo se encuentra en lugares específicos favorecidos por la geología.”
Pero se agota y contamina.
Crisis ambiental y cambio de paradigma
Enrique Leff sostenía que “la crisis ambiental vino a cuestionar la racionalidad y las ideas teóricas que han impulsado y legitimado el crecimiento económico, pero ha negado a la naturaleza.»
Estamos ante nuevos paradigmas en este siglo XXI, que ve declinar el dominio absoluto del petróleo. Para mover un auto o generar energía, el gas natural es más barato y el sol, el viento, el calor geotérmico entre otros, logran combatir junto a los esfuerzos combinados de la sociedad el calentamiento global.
Viento, sol y agua
«¡El sol, esta hermosura
de sol!…»
Necesitamos energía básicamente eléctrica para vivir y su generación debe provenir de fuentes renovables; somos efímeros…
“Vine del sol
Donde quemé mi cuerpo
Me convertía en ceniza.
Vagué caminos
Y en ráfagas de viento
Me alejé para siempre”
Julie Sopetrán. Sedoka
El mundo contará con aire más limpio, no enfrentaremos guerras por poseer los pozos de hidrocarburo, aunque debamos afrontar desafíos en el almacenamiento de la energía limpia, en la pérdida de impulso cuando se transporta a considerables distancias.
AKHENATON, faraón egipcio
«¡Qué bella es tu aurora en el horizonte del cielo, Oh Aton vivo, iniciador de la vida!…
¡Cuando te elevas en el borde del cielo, Oh radiante Aton, Oh radiante Aton, el mundo se ilumina!… Los hombres se despiertan y se levantan. Al ver tu aurora sus brazos se elevan para adorar tu llegada…
Aunque estás lejos, tus rayos caen en la Tierra y las caras de los hombres son su reflejo.»
Es necesario recuperar el viento, el agua y el sol que nos pertenecen. Ellos son dadores de vida, son nuestras glorias, son recursos básicos que forman el cosmos según creían los griegos. Es necesario que los recuperemos para lograr transformar el mundo.
También Pablo Neruda alza su voz:
“El viento es un caballo:
óyelo cómo corre
por el mar, por el cielo.
Quiere llevarme: escucha
cómo recorre el mundo
para llevarme lejos. [… ]
Escucha como el viento
me llama galopando
para llevarme lejos. [… ]
Deja que el viento corra
coronado de espuma,
que me llame y me busque
galopando en la sombra,
mientras yo, sumergido
bajo tus grandes ojos,
por esta noche sola
descansaré, amor mío.”
Los paneles solares, los molinos de viento deben aparecer en nuestros paisajes que deben convertirse en fuente de energías renovables. En alianzas necesarias, gobiernos y particulares, ingenieros y emprendedores deberán seguir trabajando para satisfacer las necesidades de la sociedad.
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