Las tierras poco profundas de la provincia correntina fueron ocupadas por los guaraníes, aborígenes nativos, que llamaban a este humedal como “agua brillante”, Yverá.
Es una zona de lagunas y bañados con una superficie inundable de entre 15 000 y 25 000 km cuadrados. Estamos hablando de un edén acuático con una biodiversidad privilegiada que alberga una gran variedad de pájaros, yacarés de la familia de los caimanes, carpinchos, la boa curiyú, chajás, el ciervo de las pantanos y el mono aullador como representativos. Una flora bella y colorida con amapolas de agua, jacintos de agua, orquídeas, el caraguatá de la familia del ananá, entre otros.
Según comenta la organización Ramsar “Los humedales son indispensables por los innumerables beneficios o «servicios ecosistémicos» que brindan a la humanidad, desde suministro de agua dulce, alimentos y materiales de construcción, y biodiversidad, hasta control de crecidas, recarga de aguas subterráneas y mitigación del cambio climático.”
Esta Convención desde 1971 y concretamente desde 1975 indica una definición que abarca todos los lagos y ríos, acuíferos subterráneos, pantanos y marismas, pastizales húmedos, turberas, oasis, estuarios, deltas y bajos de marea, manglares y otras zonas costeras, arrecifes coralinos, y sitios artificiales como estanques piscícolas, arrozales, embalses y salinas.
El Chamamé de Los Esteros de Mario Bofill Nos dice en algunas de sus estrofas
Yo tengo mi rancho lindo
En el medio del estero
Donde cantan las calandrias
Y te despiertan los teros
Aquí llega poca gente
Hay tres leguas del poblado
y hay que nadar en los pasos
con caballos baqueanos.
Las imágenes corresponden al porfolio de http://www.roxboyer.com.ar/
Deja una respuesta