Ríos que bajan de la Cordillera abriéndose paso entre escarpadas rocas, puros, enérgicos, decididos.
«Ríos que bajan de la Cordillera abriéndose paso entre escarpadas rocas, puros, enérgicos, decididos.«

En Naturaleza y paisaje…

Hemos escrito en el libro Naturaleza y paisaje de la mano de la Literatura:

«Ríos que nacen en los deshielos, que parecen brotar de las rocas, aguas heladas que llevan en su caudal la memoria del invierno, del bosque de alerces y abedules, la reverencia del huemul, y contienen el salto de las truchas arco iris. Los ríos  hablan el lenguaje de glaciares derretidos para luego recorrer la estepa desolada y ventosa. Santa Cruz, Chubut, Chico, Negro, Gallegos, los nombro por su nombre cuando se pierden bajando por los pueblos a los que le sacian la sed, y le riegan los frutales… Para ser puerto o estuario y  ya no son ríos, nunca más río, porque han llegado al mar.»

Asencio Abeijón, de cara al ventarrón

    En la Patagonia, el aislamiento y las distancias son mayores que en cualquier otra región del país, pero en aquella época, (siglo XX) además, no había puentes ni caminos consolidados. Por 1908 Abeijón recuerda como hábil cronista, haber presenciado un cruce de chatas por el Río Senguer, en la provincia de Chubut.

Menciona que allí las caravanas esperaban en las orillas que aflojase la crecida hasta que algún valiente arremetía y entraba en el agua con sus caballos resoplando, rompiendo con sus cuerpos la corriente.

Es aquí, en esta Patagonia, donde […]” Sólo algunas ovejas de acuerdo a su costumbre atávica, pastan enfrentando al viento y aprovechando, porque su altura se lo permite, el reparo rasante de los coirones violentamente sacudidos por el huracán. Toda manifestación de fauna silvestre, avestruces, guanacos y hasta el zorro, busca refugio en las quebradas; incluso el piche, el zorrino y la martineta se quedan en sus refugios, a la espera de que amaine la tormenta, para salir en busca de alimento.”